El Viernes Santo a las 20:30 h., cuando la cofradía debía de estar llegando a la Residencia Juan Pablo II se rezaba en el interior del templo el Via Crucis presidido por nuestra Cruz de Guía acompañada por dos faroles y por la luz de los cirios que portaban todos los miembros de la Junta de Gobierno.
Después del rezo comunitario tuvo lugar el encuentro y la oración callada de los hermanos ante los Sagrados Titulares, receptores del más puro cariño, el bullicio y la alegría contenida de saber que quedaban horas para la resurección gloriosa de Cristo y menos de un año para una nueva Semana Santa.
Los costaleros no quisieron dejar de inmortalizar su trabajo durante esta cuaresma, dejando estas fotos para el recuerdo. El buen hacer y el compañerismo demostrado los han llevado a ser algo más que costaleros de Cristo de su bendita Madre, que no es poco.