Hoy se cumple justo un año del hermoso día que vivimos los que tuvimos la suerte de estar cerca de la Virgen. Y qué cosa más hermosa esa la de estar junto a María. Aunque la lluvia impidió que Nuestra Señora de los Dolores saliera a la calle y se rezara públicamente el rosario, la oración en el interior de las naves del templo de San Jorge se desarrolló de la manera más intensa y bella que pudimos imaginar. Esa era el objetivo que desde la comisión de los actos teníamos, acercarnos a Ella, dentro del 450 aniversario. Y eso, efectivamente ocurrió. Para los que estuvimos allí queda la sensación inolvidable de aquella tarde lluviosa, fría, pero sobre todo, mariana.
La imagen de la Santísima Virgen vuelve a vestirse hoy con los colores inmaculistas tal y como hace un año.
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